sábado, 12 de septiembre de 2009

5 años de cárcel por matar de 75 puñaladas


Un tribunal consideró que el crimen de una mujer de 22 años fue sin intención porque el asesino estaba borracho. Y tendría salidas transitorias ya en 2011.

Le dio 75 puñaladas sin parar, pero para el tribunal que lo juzgó no tuvo intención de matar. Los jueces entendieron que, como estaba borracho, no actuó de manera premeditada y por eso sólo le dieron 5 años de prisión.
El fallo lo dictó la Cámara del Crimen Segunda de General Roca, en Río Negro. De esta manera, por buena conducta, el condenado podría gozar de salidas transitorias en 2011, cuando se cumplan los dos tercios de su pena.
La noche del 27 de febrero de 2008, la Policía llegó a una casa del barrio Quinta 25, en General Roca. En la puerta se encontró con Ramón Orlando Sosa, de 32 años. Tenía sangre en los brazos y estaba completamente ebrio. Dentro de su casa estaba el cadáver de Laura Alejandra Nahuelcar (22), con heridas cortantes en todo el cuerpo y un golpe en la base del cráneo.
Según consta en la resolución de la Cámara, a la que Clarín tuvo acceso, Sosa relató que recuerda haber ido esa noche a un par de bares con la víctima. Dijo que tomaron "seis cervezas, fernet y clericó" y que luego, ya en su casa, pidieron más bebidas.
Después del ataque a Nahuelcar, Sosa salió de la casa y le pidió a un vecino que llamara a la Policía. "Llamá a la 'yuta' que se me armó bardo en la cueva", declaró el vecino que le dijo Sosa. A los pocos minutos, y antes de que llegaran agentes de la Brigada, intentó cortarse las venas.
A pesar de estos detalles de su relato -que demuestran que Sosa sabía perfectamente lo que acababa de hacer-, los médicos que lo entrevistaron coincidieron en que, por su nivel de alcoholismo, Sosa no recordaba lo que había sucedido.
El dictamen pericial concluye que "al momento del hecho, presentaba una alteración significativa de sus capacidades cognitivas que le impedían comprender la criminalidad del acto y se encontraba imposibilitado de dirigir sus acciones coherentemente" .
Para los jueces, las manifestaciones de Sosa "referidas a una amnesia total del momento crítico del hecho, no resultan inesperadas o contradictorias" , y recordaron que "el proceso amnésico ebrioso (tenía entre 2,25 y 2,32 gramos de alcohol en sangre) normalmente ocurre, en forma lacunar, nunca comienza en forma abrupta y completa".
"Al haber sido consciente y voluntaria la ingesta alcohólica por parte de Sosa, tal circunstancia constituye una negligencia, pues en tal situación podía llegar a cometer un hecho tal como sucedió. Es decir que su culpabilidad consistió en ese estado de ebriedad imprudente", sostuvo en su voto el juez Juan Rotter, opinión que fue acompañada luego por los otros dos camaristas.
En los alegatos, el fiscal del juicio había solicitado que se condene al acusado a 15 años de prisión por "homicidio simple" y la querella por "homicidio calificado", ya que los dos coincidieron en que Sosa comprendió la criminalidad del hecho. Esta última calificación tiene una sola pena posible: prisión perpetua.
En tanto, la defensa había reclamado la absolución y subsidiariamente que se lo condene por "homicidio culposo". "No encontramos la forma de entender el razonamiento del tribunal", le dijo a la agencia TELAM el fiscal.
"Según los forenses, Sosa estaba en lo que se llama 'tercer grado' en la escala del test de alcoholemia al que había sido sometido y los médicos dijeron que en ese grado la persona sufre de 'inconciencia plena' y 'sueño profundo', entre otros síntomas", dijo Rodríguez Trejo.
Y agregó: "Si partimos de ese análisis, cómo se explica que esta persona haya causado 75 heridas entre puñaladas y golpes de mancuernas, haya cruzado la calle hasta la casa del vecino para pedir ayuda, y se haya intentado suicidar cortándose las venas y antebrazos con un cuchillo".
Sin coincidir con esta evaluación, los jueces resolvieron darle cinco años de prisión, la pena máxima prevista para el delito de "homicidio culposo" (matar sin intención) y obligarlo a un tratamiento de recuperación para su adicción al alcohol.
Informe: Osvaldo Ortiz (Neuquén)



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